ALARGAR TUS BRAZOS
Me alegra, Señor, hacer cosas de amor.
¡Perdón, Señor!
Me alegra que Tú
te hayas querido servir de mí,
para hacer algo de bien:
poner en el triste una sonrisa,
en la mano vacía un trozo de pan,
y en la enfermedad un rayo de Luz.
Sí, Señor. Me alegra ser tu instrumento;
me alegra, Señor, poder alargar,
alargar un poco tus brazos,
que quieren abrazar a todos,
a todos atraer a tu corazón de Padre y Madre,
a todos, que nos quieres inmensidad.
No me agradezcas nada.
Soy yo quien todo te lo agradece a Ti.
Sólo te quiero decir, Señor,
que si algo merezco,
si algún mérito tengo,
Tú me sigas ayudando
para seguir poniendo
en la tristeza, sonrisa;
en la mano vacía, un trozo de pan
y en la enfermedad, un rayo de Luz.
Para qué quiero más, Señor,
si yo ya te tengo a Ti,
Y Tú me llevas en el corazón.
César Rodríguez
Escuchar y Responder a Dios, pp. 35.
ISBN 978-84-8353-388-8