ORACIÓN DEL GATO
Aquí me tienes
Señor, soy el gato.
Acabo de lavarme
la cara y atusarme.
Ya sabes, soy
relimpio,
y aunque no tenga
la fidelidad del perro,
ni la paciencia
del burro,
ni obsequie a
mis amos cada mañana
con un huevo
como lo hacen las gallinas,
tampoco soy tan
egoísta.
¿Quieres una
prueba?
HOY PEDIRÉ SÓLO
POR MIS AMOS:
Para comenzar, Señor,
desearía les
enseñases
como a mí me
enseñaste,
el arte de
limpiar
sus conciencias
de alimañas
como yo limpio
su casa de ratones.
Y el de
procurar, también,
esconder sus
egoísmos,
lo mismo que yo
aprendí
a esconder mis
uñas,
cada vez que
juego con los niños.
Y el de sortear
las mil y una asperezas,
de cada día con
la misma destreza
con que yo
sorteo
las raspas del
pescado
sin lastimarme.
¡Ah sí!. Y que
acierten
a emplear bien
sus vidas,
Que caigan en la
cuenta,
de que no les
diste “siete” como a mi…
¡Y se lo han de
jugar todo
a una sola carta!.
Extracto
de la Revista ORAR, Nº 142.
Oraciones
en el Zoo.